Como otro año más nos encontramos a diario con una de las situaciones más horribles y graves que sufrimos las mujeres, la violencia de género o machista. En 2020 han sido asesinadas por sus parejas o exparejas, 45 mujeres, y en 2021, 36 mujeres.
Estos datos solo muestran la punta del iceberg de la violencia que se ejerce a las mujeres. La violencia sexual que sufrimos las mujeres en el ocio nocturno, en los transportes públicos, en el hogar, en el ámbito laboral y en otros muchos ámbitos de nuestra de vida, es de emergencia social.
La violencia de género no entiende de edades, de generaciones ni de etnias. En nuestro ámbito laboral, nos encontramos con muchas mujeres que sufren dicha violencia. Mujeres que han tenido que dejar su lugar de residencia, su vida, para poder decir que son supervivientes de la violencia machista.
Para erradicar este problema de gravedad mundial, debemos de reeducarnos en políticas con perspectiva de género. Que analicemos nuestros actos a nivel personal e individual, sabiendo que vivimos en una estructura opresiva hacia las mujeres. Que los hombres conozcan sus privilegios y que las mujeres tengamos un pensamiento crítico, participando en espacios feministas para saber que no estamos solas.
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